“Los Padres Fundadores no se inclinaron ante el Rey. Nosotros tampoco nos inclinaremos ante los emperadores de la economía digital”. Con esta pomposa declaración el representante David Cicilline inició la sesión en la que comparecieron los CEOS’s de Alphabet (Google), Amazon, Apple y Facebook en el marco de la investigación que adelanta en contra de esas empresas un subcomité del Congreso de Estados Unidos por posibles prácticas anticompetitivas. Aún en medio del insalvable enfrentamiento entre republicanos y demócratas, ambos partidos -aunque por razones diferentes- están decididos a meter en cintura el inconmensurable poder de estas empresas. Difícil tarea; la teoría económica y jurídica parece quedarse corta para enfrentar el reto.
La Unión Europea ha tenido algunos resultados destacables al respecto, pero, la retaliación comercial puede cobrarle duro su osadía, mucho más si Trump logra la reelección.
En ese tema Colombia queda en los últimos puestos de la cola esperando a ver qué deciden los grandes. Ni siquiera hemos sido capaces de manejar a Uber, valga la alegoría. La política pública del sector de telecomunicaciones en nuestro país hace muchos años dejó de tener visión y relevancia. El ministerio del ramo está distraído en su labor de alcabalero y de repartidor de subsidios.
Por eso hay que celebrar los 30 años de expedición del Decreto-Ley 1900 de 1990; marcó un hito en la historia del sector. Tarde, aunque de manera firme, se empezó a romper el monopolio estatal. Telecom y las empresas de telefonía local abusaban a su antojo de los usuarios, muchas veces en medio de prácticas corruptas que quedaron impunes. Los servicios eran deficientes y artificialmente costosos. A partir de ese año comenzó un proceso de liberalización y competencia que generó bienestar y ayudó a modernizar el país. La telefonía móvil celular y la masificación de internet no hubieran sido posibles sin la inversión privada que se atrajo entonces, gracias al nuevo marco normativo. Países como Israel (A Star-Up Nation) implementaron hace décadas una política consistente de investigación y emprendimiento en tecnología. Hoy Israel es la tercera o cuarta potencia a nivel mundial. Lamentablemente Colombia, en la era de la economía naranja, no tiene casi nada para mostrar