Sportswashing

por | Abr 7, 2021 | Blog

Sportswashing. Así se denomina la práctica de muchos países de limpiar su imagen y tratar de recuperar su reputación a través del patrocinio de eventos deportivos. El campeón de esa práctica es Arabia Saudita y lo está haciendo en grande. Ya lograron que este año el Rally Dakar se corriera en sus desiertos y están detrás de obtener un evento de Formula Uno. El dinero árabe estaría también detrás del proyecto de crear una liga premier de golf con los mejores jugadores del mundo y una bolsa anual de US$ 240 millones que le haría sombra a la PGA, la asociación profesional más importante de ese deporte a nivel mundial.

La princesa Reema Bandar al-Saud, la primera mujer embajadora de Arabia Saudita en los Estados Unidos, contrató a una firma de lobby para negociar que federaciones, como la NBA y la MLS, ayuden a promover la práctica deportiva en ese reino.

Esta cruzada de sportswashing coincide con la condena internacional a ese país por múltiples violaciones a los derechos humanos, el asesinato en 2018 de Jamal Khashoggi, periodista del Washington, y las acusaciones de ejecuciones en masa a opositores chiitas.

Con todo, los mejores equipos españoles de futbol, a cambio de US$ 130 millones, no tuvieron ningún inconveniente en inventarse un torneo en Arabia Saudita. Así mismo, solo por dinero y sin ninguna razón histórica ni deportiva, se jugó en 2019 la final de la UEFA en Azerbaiyán. También por una razón eminentemente económica, la misma FIFA escogió a Catar como la sede del mundial de 2022.

El dinero de países del oriente medio ya logró el control de instituciones como el Manchester City, propiedad de inversionistas de Abu Dhabi y el Estado Catarí es el dueño del Paris Saint-German. La élite de los equipos del fútbol mundial está reservada exclusivamente para inmensas fortunas.

Rollerball es una película de ciencia ficción producida en 1975. En su trama corre el año 2018. Los Estados han desparecido. El poder a nivel global lo ejercen seis grandes corporaciones que garantizan tranquilidad social a cambio de entretenimiento. El mundo actual no dista mucho de esa distopía y el deporte parece ser el instrumento para que así suceda.

Juan Carlos Gómez Jaramillo
Socio fundador